Alicante no solo destaca por su conectividad logística, sus infraestructuras modernas o su posición estratégica dentro del Arco Mediterráneo. Estas ventajas tangibles la convierten en un nodo competitivo para el comercio, la movilidad y la inversión internacional. Sin embargo, su verdadero valor diferencial emerge de factores más sutiles, pero igual de determinantes para quienes deciden establecerse o invertir: un entorno que combina eficiencia operativa con calidad de vida.