Alicante se consolida como una ciudad mediterránea con alto potencial para atraer talento internacional e inversión sostenible, gracias a la combinación de un coste de vida competitivo, una oferta residencial diversa y un firme compromiso con la transición ecológica. Frente al encarecimiento de otros entornos urbanos, la ciudad ofrece un modelo accesible y equilibrado, especialmente valorado por profesionales cualificados y familias extranjeras que buscan estabilidad y calidad de vida.